El presidente José Mújica aprueba una polémica ley que otorga al Estado el control de su circulación. La iniciativa no tiene parangón en América Latina.
La innovadora estrategia antidroga impulsada por el presidente de Uruguay, José Mujica, de legalizar la marihuana y entregar al Estado el control de su circulación, fue aprobada hoy por la Cámara de Diputados y quedó a un paso de convertirse en ley, a falta del visto bueno del Senado.
Como sucedió en los últimos meses con el aborto y el matrimonio homosexual, el bloque oficialista Frente Amplio (FA) impuso su mayoría parlamentaria, aunque con un pequeño susto de última hora por un legislador que rechazó la iniciativa pero votó a favor por lealtad a su partido.
El proyecto fue aprobado con 50 votos a favor de los 96 totales después de una larga sesión de catorce horas que comenzó por la mañana y terminó cerca de la medianoche.
Aunque finalmente decidió apoyarlo, el diputado del FA que había amenazado con boicotear el plan oficialista, Darío Pérez, se despachó a gusto contra la iniciativa. «La marihuana es una bosta (excremento de vaca o caballo), es enemiga del estudiante, del trabajador, de la vida. Y lo importante es que es una bosta con o sin ley. Y va a seguir pasando a pesar de nosotros, con o sin ley», indicó. No obstante, reconoció que la propuesta es uno de los «proyectos más impactantes de la legislatura» de Mujica (2010-2015) e implica un «cambio de paradigma del tema de la droga».
Su correligionario Jorge Orrico recordó que «si el negocio de la droga no es clandestino, no funciona» y criticó la doble moral de países como Estados Unidos en ese terreno. «Son los líderes en el mundo en la represión contra este tipo de cosas pero dentro de Estados Unidos hay 18 estados que liberaron» la marihuana, uno de ellos -Colorado- para usos recreativos.
Orrico subrayó que «la guerra a las drogas no ha tenido resultado alguno y el consumo de drogas ha aumentado en todas las partes del mundo», hasta convertirse en un «problema de salud y seguridad públicas».
Firmas contra la ley
El diputado del Partido Nacional Gerardo Amarilla opinó que «en el mejor de los casos» la norma tendrá consecuencias sobre el 12% del negocio del narcotráfico y lamentó que el país esté «ensayando, dando un mensaje confuso a la sociedad».
Su correligionaria Verónica Alonso opinó que «vivir con las drogas es un eslogan derrotista y condenatorio», mientras que el legislador del Partido Colorado Richard Sander dijo que la ley «va en contra del fin que persigue».
«Vivir con las drogas es un eslogan derrotista y condenatorio».
Sander se preguntó también si su aprobación «no terminará siendo un argumento en contra del país» en el contencioso internacional con la tabacalera Philip Morris por su dura legislación contra el tabaquismo.
Su compañero Borsari anunció una campaña de recogida de firmas para tratar de convocar un referéndum contra la ley, si esta se aprueba, como había anticipado hace dos días Sander.
Hablar de drogas no implica un problema
Como muestra de la complejidad de la cuestión, además del parlamentario oficialista Darío Pérez, hubo también diputados opositores que votaron contra la ley por obediencia, pese a respaldarla, como el colorado Aníbal Gloodtdofsky.
«Ya es hora de que Uruguay vuelva a ser el país considerado la Suiza de América en tiempos de Batlle», intervino en alusión al presidente José Batlle Ordóñez (1903-07 y 1911-15), señalado como el padre del Uruguay moderno por sus iniciativas progresistas.
En el Partido Independiente, el diputado Daniel Radío se sumó a esa tendencia al recalcar que «no necesariamente hablar de drogas implica hablar de un problema» ya que, dijo, «algunos consumos son problemáticos y otros no». «No podemos permitirnos no experimentar para cambiar esta situación», apuntó.
El 63% de los uruguayos rechaza el plan gubernamental.
El debate fue seguido con expectación por las asociaciones de consumidores de cannabis y partidarios de legalizarlo en el interior del Parlamento, de donde fueron desalojados cuando estallaron de júbilo después de la votación.
La implicación de esos grupos contrastó con la pasividad del resto de la población en las calles, pese a que una encuesta divulgada el lunes por la consultoría Cifra revela que el 63% de los uruguayos rechaza el plan gubernamental y solo un 26 % lo apoya.
De acuerdo a cifras de la Junta Nacional de Drogas, el 20 % de los uruguayos de edades entre los 15 y los 65 años consumió marihuana alguna vez en su vida y el 8,3 % la usó en el último año.
La iniciativa no tiene parangón en Latinoamérica y es vista con recelo por la mayoría de países, pero también ha recibido el apoyo de personalidades como el premio nobel de literatura Mario Vargas Llosa, de varios expresidentes de la región y hasta del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, que la considera algo que «vale la pena ensayar».
Fuente: Publico.es