Os dejamos este artículo aparecido en el País y que reflexiona sobre el amor y su simbolismo a través de los famosos candados. A ver que os parece…
El candado, como la cerradura, provisto de su llave, es un símbolo de posesión y control. No se trata del compromiso y el deseo entre sujetos libres, sino de asegurar la posesión de un objeto, de una propiedad privada; y este es uno de los factores psicológicos que está en el fondo de muchas relaciones de pareja desgraciadas, de muchas rupturas traumáticas y de mucha violencia (especialmente de tipo machista). Cuando se atenta contra la propiedad, la agresión está justificada: “la maté porque era mía”.
Algunas modas pueden instaurarse y replicarse de modo peligrosamente irreflexivo. Determinadas formas de romanticismo «comercial» basadas en apropiarse del otro como un objeto, o en la glorificación del macho violento y agresivo (como sucede en varias novelas rosas para adolescentes de Federico Moccia, uno de los promotores del engendro del candado), no son solo un riesgo para la estructura de los puentes: son basura emocional que nos pone muy difícil las cosas a quienes intentamos educar en aspectos tales como la prevención de la violencia de pareja y atendemos a sus víctimas.
Xavier Ferrer es doctor en Psicología y director técnico de la Fundación Salud y Comunidad (FSC), que gestiona programas educativos para la prevención de las relaciones abusivas y de la violencia, así como centros ambulatorios y casas de acogida para víctimas de la violencia machista.