Muy pocos países ―si es que hay alguno― ofrecen a las mujeres productos sanitarios gratuitos porque no se consideran necesarios. Pero las mujeres sufren enormes repercusiones cuando no pueden permitirse comprar artículos para su menstruación.
A principios del mes de julio, Escocia se convirtió en uno de los primeros países del mundo en ayudar a las mujeres de bajos ingresos a acceder a productos para la menstruación. El pasado 11 de julio, el gobierno lanzó un programa piloto de seis meses de duración que proporcionará tampones y compresas gratuitos a mujeres y niñas con bajos ingresos que vivan en la ciudad portuaria de Aberdeen.
Según el diario The Independent, al menos 1.000 mujeres y niñas se beneficiarán del programa, que está dirigido por la asociación Community Food Initiatives North East (CFINE), una iniciativa social con sede en Aberdeen. Con este programa, habrá compresas y tampones disponibles en tres institutos, una universidad y varias organizaciones locales.
Un representante de CFINE explicó a The Independent que una mujer puede llegar a gastar a lo largo de su vida más de 5.000 £ (unos 5.500 €) en productos para la menstruación. Se trata de «una suma muy importante para las mujeres con bajos ingresos», afirmó. «Muchas no pueden permitirse comprarlos y otras utilizan métodos inadecuados o dejan de asistir a clase».
Un activista que lucha contra la pobreza contó en la emisora de radio BBC Radio Scotland que algunas mujeres tienen que recurrir a calcetines, papel higiénico e incluso papel de periódico cuando tienen la menstruación. «Es literalmente así de grave», afirmó Ewan Gunn, del Trussell Trust. «Los colegios y universidades proporcionan condones para algo de lo que te puedes abstener, pero no puedes abstenerte de tener el período. Debemos encontrar el modo de solucionar este problema cuanto antes».
En recientes declaraciones, un portavoz del gobierno indicó que esta iniciativa piloto ayudará a «dar forma al enfoque futuro de este problema en toda Escocia».
Jennifer Weiss-Wolf, autora del libro de próxima publicación Periods Gone Public: Taking a Stand for Menstrual Equity (La menstruación se muestra en público: posicionamiento a favor de la igualdad menstrual) , ha trabajado en la construcción de una política menstrual equitativa en EE. UU. durante varios años. Afirma que la «pobreza menstrual» es un problema grave, aunque a menudo se deja de lado y no se habla de él debido al estigma y al sexismo. «Resulta emocionante ver cómo un país hace lo que está haciendo Escocia a través del gobierno nacional y lo convierte en una prioridad», explica a Broadly. «Una de las razones por las que estoy tan centrada en el cambio de políticas frente a otros tipos de activismo es que sinceramente creo que hacemos una valiosa declaración sobre lo que defendemos como personas a través de las leyes que aprobamos. La idea de que Escocia esté realizando esto como iniciativa pública nacional lanza un mensaje muy importante que todos debemos trasladar allá donde vivamos».
El acceso a los productos sanitarios no es solo cuestión de dignidad humana, según sus palabras, sino también un medio de que las mujeres y las niñas sean capaces de participar en la sociedad de forma efectiva. En Kenia, por ejemplo, la menstruación se menciona como la razón número uno de que las niñas dejen de ir a la escuela. Un reciente informe llevado a cabo por el diario The Independent reveló que las niñas del Reino Unido también faltaban a clase porque no podían permitirse comprar productos para la menstruación.
«Espero ver cómo se reproduce [la labor de entregar gratuitamente tampones y compresas] de todas las formas posibles en todo el mundo», afirma Weiss-Wolf. «No será igual en Kenia que en EE. UU., en la India y en algunas partes de Europa, pero el sentimiento y las creencias que conllevan hacer de esto una iniciativa con financiación pública deberían importarnos a todos. Todas las mujeres nos enfrentamos a los mismos retos en lo que respecta a la estigmatización de la menstruación».
«Los productos de higiene femenina son tan necesarios en los lavabos públicos como el papel higiénico», continúa. «¿Sabes por qué se proporciona papel higiénico en los lavabos públicos? No es porque alguien tenga sensibilidad en un sentido o en otro. Es porque ha sido regulado. Por eso importa tanto la política. En realidad es el reglamento federal OSHA el que exige que varios productos se incluyan en los lavabos públicos… Pero de algún modo, los productos para la menstruación nunca llegaron a formar parte de la lista. ¿Por qué crees que sucede?».
«Todo el mundo usa papel higiénico públicamente financiado cuando utiliza un lavabo público», continúa. Sin embargo, de algún modo la necesidad de compresas y tampones más asequibles se ve como un problema independiente y menos importante. Weiss-Wolf considera el problema con esta lógica: «Cualquiera que diga que esto es como si las mujeres pidiéramos un tratamiento especial o nos creyéramos con cierto derecho, entonces le pediría que por favor me reembolsara todo el papel higiénico que yo le he proporcionado a lo largo de los años».
Notícia original: https://broadly.vice.com