El Centro de Salud Mental de Reino Unido (Centre for Mental Health) ha publicado un nuevo informe, fruto de un estudio reciente sobre suicidio en niños y adolescentes. Dicho estudio se llevó a cabo con el propósito de analizar los antecedentes de suicidio en niños y jóvenes menores de 24 años, determinar los factores precipitantes y su frecuencia, examinar el papel que juegan los servicios de apoyo, y establecer recomendaciones orientadas a la prevención de este grave problema.
Para tal fin, se analizaron 922 casos de suicidios de personas menores de 25 años de Inglaterra y Gales durante los años 2014 y 2015. La información procedía de investigaciones realizadas por organismos oficiales -principalmente de informes forenses-, así como de la información obtenida por parte de familias y profesionales.
El informe, publicado bajo el título Suicide in Children and Young People, recoge las principales conclusiones del estudio, que resumimos a continuación:
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Del análisis de la cifra de suicidios por edad y género, se desprende que el número de casos de suicidio aumentó constantemente con la edad, hasta la adolescencia tardía o inicio de los 20 años. La mayoría de los fallecidos eran varones (76%) y las diferencias de género se incrementaron a partir de los 20 años de edad.
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Si bien los menores de 20 años y entre los 20 y 24 años tenían muchos antecedentes en común, se observó un patrón de cambio, que reflejaba los estresores experimentados a diferentes edades. La presión académica y el bullying eran los estresores más comunes antes del suicidio en menores de 20 años, mientras que los problemas laborales, de vivienda y financieros se producían con más frecuencia entre los 20-24 años.
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Se detectaron una serie de problemas comunes entre los menores de 20 años, tales como problemas de salud mental en la familia, abuso y negligencia, la muerte de un ser querido, bullying, suicidio relacionado con el uso de Internet, presión académica –especialmente relacionada con los exámenes-, aislamiento social, condiciones de salud física, abuso de alcohol y drogas ilegales, o enfermedades mentales, autolesiones e ideas suicidas.
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El duelo por la pérdida de un ser querido destaca como un problema común en los dos grupos de edad (en el 25% de los menores de 20 años y en el 28% de los jóvenes entre 20-24 años de edad). Entre los menores de 20 años, hubo más casos de antecedentes de duelo por suicidio de un familiar o amigo (11% vs. 6%).
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Los casos de suicidio en estudiantes menores de 20 años sucedieron principalmente durante los meses de exámenes. Sólo el 12% reportó estar haciendo uso de los servicios de orientación escolar.
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El 9% de los menores de 20 años que murieron por suicidio, habían sido «niños tutelados». Se hallaron altas tasas de problemas domésticos e ideas suicidas.
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Se informó que el 6% de los menores de 20 años y el 3% de entre 20 y 24 años eran LGBTi; una cuarta parte de los menores de 20 años habían sufrido acoso por su orientación sexual.
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El uso de Internet relacionado con el suicidio se reportó en el 26% de las muertes en menores de 20 años y el 13% en los de 20-24 años, lo que equivale a 80 muertes al año. En la mayoría de casos, consistió en la búsqueda de información sobre los diferentes métodos de suicidio o la publicación de mensajes relacionados con este contenido.
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Se informó de autolesiones en el 52% de los menores de 20 años y el 41% de los 20-24 años.
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En los casos en los que las familias consideraban que el suicidio había sido inesperado, se detectó que los jóvenes fallecidos no habían hablado con nadie sobre el suicidio, y presentaban bajas tasas pero significativas de estrés.
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Aproximadamente el 40% de niños y jóvenes en ambos grupos de edad había estado en contacto reciente con los servicios de atención –sólo el 26% recibieron atención en salud mental.
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La colaboración interinstitucional fue variable y el reconocimiento del riesgo de suicidio bajo.
A razón de los datos obtenidos, el informe finaliza estableciendo una serie de consideraciones clave:
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El suicidio en los jóvenes rara vez se debe a una sola causa, generalmente, es consecuencia de una combinación de vulnerabilidad previa y eventos recientes.
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Los estresores identificados antes del suicidio son comunes a todos los jóvenes, la mayoría no suele ocasionar estas graves consecuencias.
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El apoyo y la intervención sobre factores determinantes como los mencionados con anterioridad (ej.: enfermedad mental en la familia, bullying, presión académica, etc.), son clave en la prevención del suicidio.
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Es necesario emprender acciones específicas en los grupos destacados con anterioridad: (1) apoyo a los jóvenes en duelo, especialmente por el suicidio de un ser querido, (2) conceder más prioridad a la salud mental en colegios y universidades, (3) alojamiento y atención de la salud mental para los niños tutelados, (4) Apoyo a la salud mental de los jóvenes LGBTi.
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Es fundamental llevar a cabo más esfuerzos para eliminar la información que se difunde en Internet sobre métodos de suicidio, así como fomentar la seguridad on-line, especialmente para los menores de 20 años.
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La prevención del suicidio en niños y jóvenes es un objetivo compartido por los organismos de primera línea; Es necesario mejorar el acceso, la colaboración y el control de los riesgos. Una transición posterior, más flexible a los servicios para adultos sería más consistente con el hallazgo de antecedentes a través del rango de edad.
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Los servicios que atienden los casos de autolesiones son clave para la prevención del suicidio en niños y jóvenes, y deben trabajar con servicios de intervención con el abuso de alcohol y drogas, factores que están relacionados con el suicidio.
Fuente: www.infocop.es
El estudio puede descargarse directamente a través del siguiente enlace: