El Orgullo gay 2016 dedica el año temático a la visilidad de la bisexualidad y la lucha contra la bifobia
«Ser bisexual no es cambiar cada cinco minutos de opinión. Tampoco es sentir una atracción al 100% por alguien del mismo sexo por el mero hecho de serlo, es algo más amplio. Ser bisexual es la capacidad de sentir atracción romántica, afectiva o sexual hacia personas de ambos sexos», sostiene Daniel Quijada. Este activista de la Fundación Triángulo lucha por la visibilidad de la bisexualidad, algo que, según afirma, no solo está oculto en la sociedad en general, también en el propio movimiento LGTB. «Soy rubio, de piel blanca. Si llevo una cruz, la gente sabrá mis creencias. Si voy agarrado de un chico pensarán que soy gay. Si voy agarrado de una chica, pensarán que soy hetero. La única manera de expresar mi bisexualidad es si yo lo digo», explica.
Una salida del armario a dos velocidades
Quijada nació hace 28 años en Plasencia (Cáceres, 40.000 habitantes): «Cuando estaba en edad de descubrir mi sexualidad, siempre que salía con mis amigos estaban los típicos macarras que me decían maricón. Esta situación lo único que consigue es que te reprimas más. Intentas demostrar que no lo eres, pero no te sientes cómodo», explica. Cuando fue mayor de edad, se fue a estudiar Economía a la Universidad de Salamanca. Aprovechó un ambiente más tolerante con la diversidad sexual para salir del armario, aunque se sintió rehén de un estereotipo: «Primero dices que eres gay, pero luego te sientes muy confuso porque sabes que no lo eres. En un entorno con parejas gais es la única manera en la que te puedes sentir aceptado», añade. Especifica que en su grupo de amigos sintió más cariño por parte de los heterosexuales que de los homosexuales: «Bromeaban con ello, decían que qué es eso de la bisexualidad, que eso no existe».
Este joven hace énfasis en que la bisexualidad es más difícil para los hombres: «La bisexualidad masculina es muy distinta de como se ve la femenina. Que una mujer tenga una relación con otra mujer no deja de responder al tópico del hombre que se va con las dos mujeres. No dejan de ser espacios en los que el machismo está muy anclado. El hombre bisexual se ve como un indefinido. Un bicioso con b«, lamenta. Señala que en el mundo de la cultura hay referentes bisexuales, como Lady Gaga o Megan Fox, pero critica que cuando los hombres con visibilidad hablan de bisexualidad, lo usan como una transición antes de aceptar que se es homosexual. Es el caso de Tom Daley, el saltador de trampolín británico que manifestó hace tres años ser bisexual, poco antes de rechazarlo y definirse como gay: «Para nosotros fue una decepción. Por supuesto que es importante que la homosexualidad tenga visibilidad en el mundo del deporte, pero sentimos que se utilizó nuestra orientación sexual como moneda de cambio», lamenta.
La bifobia: «Los bisexuales son unos biciosos«
Aunque los principios del colectivo LGTB están fundamentados sobre el feminismo, Quijada cree que no por ello no hay hombres homosexuales «muy machistas»: «Dentro del colectivo también hay parte de incomprensión e invisibilidad», protesta. Los bisexuales sufren la misma discriminación que las personas homosexuales, pero todos los casos se engloban bajo el término «homofobia».
Recogiendo el testigo del activismo
Daniel Quijada se siente «muy afortunado» de haber nacido en una época más tolerante con las personas LGTB. Esta tolerancia la atribuye a la lucha histórica que los transexuales, lesbianas y gais han abanderado desde 1969, por su «derecho a sentir» lo que realmente son: «Para mí ya hay mucho trabajo recorrido, hay muchas más facilidades», explica, pero añade que quedan infinitas cosas por hacer. «Siento que me corresponde visibilizar mi orientación sexual para continuar el trabajo que estas personas empezaron a hacer».
“La bifobia es la incomprensión hacia una persona que es capaz de amar a otra, independientemente de su sexo”
Cree que está en manos de los poderes públicos y los medios de comunicación erradicar la bifobia: «Que este año sea el año de la bisexualidad es un trampolín muy importante para hacer ver que nuestra orientación también existe». Piensa que las claves para erradicarla están sobre todo en la educación, en que los jóvenes («y sus profesores», puntualiza) reciban formación afectivo-sexual que incluya la bisexualidad. Pero también que haya más inclusión en el ámbito laboral, protocolos específicos en lo sanitario o que en los códigos deportivos de no violencia se recoja la bifobia. También que las películas y series incluyan personajes bisexuales sin los estereotipos típicos del vicio y la indefinición: «Nunca alcanzaremos la igualdad real si la bisexualidad sigue así de marginada», sentencia.
Fuente: elpais.com