La Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol presenta la tercera edición de la ‘Guía Clínica de Alcoholismo’ y alerta de que el consumo excesivo de este provoca más daños a las personas y su entorno que cualquier otra droga ilegal.
Los factores ambientales son muy importantes a la hora de prevenir el alcoholismo, de ahí que los expertos pidan campañas en las que los jóvenes lleguen realmente a darse cuenta de los riesgos de su consumo.
En España el alcohol está presente en el 90% de los policonsumos, una conducta que, según los expertos, se erige como una clara tendencia en nuestro país. «Es especialmente negativo el papel que el alcohol puede desempeñar como facilitador del uso de otras drogas y concretamente de drogas como la cocaína. Sabemos bien, además, que el consumo conjunto de cocaína y alcohol determina la presencia de productos de metabolización, como el cocaetileno, que agravan la toxicidad de las dos sustancias consumidas por separado, con mayores consecuencias negativas a nivel cardíaco, hepático…», ha explicado el doctor César Pereiro, Jefe de Sección del Área de Psiquiatría de la Unidad Asistencial de Drogodependencias de A Coruña y miembro de Socidrogalcohol, la Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y las otras toxicomanías, durante la presentación hoy de la tercera edición de la ‘Guía Clínica de Alcoholismo’.
Por este motivo, los miembros de esta sociedad no dudan en alertar de que el consumo excesivo de alcohol provoca más daños a las personas y su entorno que cualquier otra droga ilegal.
Como afirma el doctor Josep Guardia Serecigni, de la Unidad de Conductas Adictivas del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona y miembro de la Junta de Socidrogalcohol, «la vulnerabilidad hacia el alcoholismo es el resultado de una compleja interacción entre múltiples factores, pero conviene tener en cuenta también los posibles factores protectores, que pueden neutralizarlos y evitar que una persona con una elevada predisposición hacia el alcoholismo llegue finalmente a desarrollar dicha enfermedad».
Entre los factores de predisposición hacia el consumo excesivo de alcohol, una enfermedad del sistema nervioso central, se deben contemplar tanto factores individuales como ambientales.
Entre los primeros se encuentran los factores genéticos, trastornos mentales y factores de personalidad, factores neurocognitivos, neurobiológicos e inicio precoz del abuso de alcohol. En cuanto a los factores ambientales, se puede distinguir entre los psicosociales –factores socioculturales, familiares, sociodemográficos, accesibilidad y precios del alcohol, legislación, publicidad, percepción de riesgo de su consumo, los iguales y amigos, eventos vitales estresantes, etc.- y la exposición prenatal al alcohol.
«El factor genético es uno de los diversos factores de vulnerabilidad que hay que tener en consideración, pero siempre resulta difícil separarlo de otros como los ambientales que suelen afectar a la misma persona y que son también muy relevantes. Todos los factores ambientales adversos, sufridos en las primeras etapas de la vida, son tanto o más relevantes que el factor genético, y además, se suman a este para determinar la intensidad o el grado de vulnerabilidad hacia el alcoholismo», matiza el doctor Guardia.
Toxidad y consumo
El alcohol es tóxico para la mayoría de los tejidos del organismo y su abuso es una de las principales causas prevenibles de morbi-mortalidad en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 1,6% de la mortalidad y el 6,7% de los años de vida ajustados por discapacidad están producidos por el consumo de alcohol, sin olvidar que en España, este es el segundo factor de riesgo de morbi-mortalidad, solo superado por el tabaco.
Y es que el consumo de alcohol se asocia como causa en más de 60 patologías, según la OMS. Como explica el doctor Francisco Pascual, coordinador de la Unidad de Conductas Adictivas de Alcoi (Alicante) y miembro de la Junta Directiva de la mencionada sociedad científica, «las principales enfermedades orgánicas que provoca o contribuye a desarrollar el alcohol son las hepatopatías (esteatosis, hepatitis y cirrosis), las pancreatitis, las neuropatías, las discrasias sanguíneas, otras enfermedades digestivas, la aparición de impotencia sexual y la correlación de algunos cánceres como el de mama en mujeres, el carcinoma hepático y pancreático y el de laringe cuando hay un uso concomitante de tabaco».
Además, la comorbilidad psiquiátrica es elevada. Por lo menos, un 44% de los pacientes admitidos a tratamiento por un consumo excesivo de alcohol padecen, como mínimo, otro trastorno mental; alternativamente, al menos un 34% de los pacientes con algún trastorno mental tiene problemas derivados del consumo excesivo de alcohol. «Son muy frecuentes los cuadros relacionados, con la ansiedad y la depresión, además el índice de suicidio se multiplica hasta por cuatro en relación con la población general. Asimismo, podemos observar la correlación del consumo de alcohol con trastornos de personalidad, principalmente con el límite, cuadros bipolares y trastornos psicóticos», detalla el doctor Pascual.
Por ello, para este experto las principales medidas que han demostrado ser coste-efectivas tanto en el tratamiento del alcoholismo como en su prevención son, en primer lugar, la detección precoz y la intervención breve y temprana. El tratamiento médico (farmacológico) y la intervención psicosocial y, «sobre todo», la intervención en grupos de ayuda mutua, como soporte y mantenimiento de la abstinencia. «Hay que tratar siempre que se pueda y de forma lo más precoz posible».
Nuevo abordaje terapéutico
«Los modelos de enfoques terapéuticos del pasado iban dirigidos al tratamiento de los pacientes adictos al alcohol más graves. En esta ocasión, y con esta nueva Guía Clínica, se pretende incorporar un paradigma más preventivo y facilitar soluciones al clínico que abarquen a los pacientes menos graves al objeto de tratar de aminorar el daño antes de llegar a situaciones extremas. Por tanto, esta nueva estrategia está basada en un modelo o paradigma más comprensivo y que pretende reducir daños desde los primeros estadios de la adicción al alcohol», explica el profesor Julio Bobes, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo-CIBERSAM y presidente de Socidrogalcohol.
De hecho, y tal y como pone de manifiesto el doctor Guardia, «el alcoholismo es, entre todas las enfermedades adictivas, la que tiene una mejor respuesta al tratamiento. Pero la gran mayoría de personas que sufre alcoholismo no ha seguido un tratamiento especializado, cuyo objetivo principal es la prevención de recaída»”.
Cómo combatir el consumo excesivo de alcohol
La elevada asociación entre consumo de alcohol y problemas de salud «debería de preocuparnos», afirma el doctor Pereiro. Según un reciente estudio conjunto de la OMS y la Comisión Europea, España está en una posición ligeramente superior a la media europea en cuanto a consumo de alcohol/año (13.07 litros), de ahí «la necesidad de poner en marcha acciones preventivas validadas científicamente, dirigidas a promover cambios conductuales con respecto al alcohol».
A lo que el doctor Guardia puntualiza que la experiencia vivida con el tabaco en los últimos años debería servir de ejemplo para la planificación de futuras acciones que frenen el consumo excesivo de alcohol. «Los mensajes claros sobre el tabaco, que se han transmitido a la población general, acompañados por una legislación que limita la disponibilidad y accesibilidad al consumo, han conseguido reducir la epidemia de la adicción a la nicotina. Probablemente, si se consiguiera difundir también mensajes claros a toda la población sobre los graves perjuicios (inmediatos y futuros) que puede causar esta manera de beber que llamamos ‘atracones’ de bebida, junto con una legislación que limite la disponibilidad y la accesibilidad al consumo de alcohol, se habría dado un importante paso hacia delante para reducir la epidemia del alcoholismo».
Fuente: diariovasco.com