Tres a la semana es el número de orgasmos que recomiendan sexólogos y psicólogos, tanto para hombres como para mujeres. Una inyección de vitalidad fácil de conseguir incluso individualmente. Basta conocerse. Carolina tiene treinta y tantos años, es educadora infantil, tiene relaciones esporádicas con un grupo casi fijo de personas entre las que deambula sin dejar en ninguna casa el cepillo de dientes. Conoce a todos sus amantes desde hace tiempo, al que menos, desde hace más de seis meses. Cada mañana, en la ducha, se masturba con la potencia del agua. Como ella misma dice: Forma parte del ritual. «Desnuda, en la ducha, después de lavarme el pelo y mientras aguanto la mascarilla, me masturbo con el agua a presión que direcciono entre mis piernas. Desde que descubrí este higiénico modo de masturbarme, no hay mañana que no tenga mi orgasmo«. Entre muchas de las que nos dedicamos a hablar de estas cosas, a esto, lo llamamos duchaja, la contracción perfecta entre ducha y paja. Quiero creer que en Fundéu estarán contentos con nuestro trabajo, desde luego nuestro cuidado con las palabras sexuales es exquisito. «Los orgasmos sirven para muchas cosas, ya sean solos o en pareja, pero sobre todo, lo mejor es que sean frecuentes», reconoce Paloma Alonso, terapeuta y especialista en parejas, «protegen el corazón, mejoran el estado de ánimo, ayudan a la salud emocional, mejoran el sistema inmune y queman calorías», según los últimos estudios, una media de 600 por polvo mediano de veinte minutos. Las mismas que una sesión de spinning. Los hombres se conocen mejor por motivos obvios: se tocan el pene desde pequeños para orinar. Nosotras, no. Y eso dificulta también para saber cómo aprender a masturbarse. El orgasmo es vital, por ejemplo, para intentar reducir la ansiedad. No en balde los primeros gozadores femeninos fueron artilugios fabricados explícitamente para tratar lo que entonces llamaban «histeria femenina». Los primeros de los que se tiene constancia datan de la antigua Grecia, cuando consideraban que el útero deambulaba por el cuerpo de la mujer y situaban los sofocones en el pecho, la histeria. En el Medioevo, los médicos «sofocaban la matriz» con artilugios muy rudimentarios y en siglo XIX, los médicos y practicantes cobraban por dar esos masajes para tratar la histeria, pero terminaban agotados y, a menudo, fracasaban. Imaginen la situación: la señora abierta de piernas mientras un desconocido manipula sus órganos genitales sin saber muy bien cómo hacerlo. Los que consiguieran que la señora alcanzar el orgasmo, debieron ser realmente hábiles. En 1870, Joseph Mortimer Granville, cansado de tanto masaje infructuoso, inventa el primer dispositivo electro mecánico con forma fálica. Sus pacientes sí que celebraron la noticia. «Un orgasmo ayuda a dormir, lo cual es una ventaja para muchos tratamientos terapéuticos en los que la ansiedad del paciente, le impide descansar. Además, son una inyección a los neurotransmisores y una descarga de oxitocina, endorfinas y serotoninas, y elimina toxinas», prosigue Paloma Alonso. «Un chute de semejante carga hormonal es rejuvenecedor y una cura para quien lo tiene». En una entrevista al Daily Mail, la modelo más anciana en activo, Carmen De’ll Orefice reconoció, elegantemente, que el secreto de su belleza estaba en su actividad sexual: «Si usted tiene un Rolls Royce tiene que meter la llave de vez en cuando para ver si funciona», admitió. «Yo sé cómo darme placer», sentenció. La masturbación como herramienta de belleza es el mejor motivo a tener en cuenta. Rachel Carlton Abrams es una de las mujeres que más rentabilidad le ha sacado a los orgasmos, aunque solo sea por la cantidad de ejemplares que ha vendido de La mujer multiorgásmica. En su libro y sus ponencias trata de concienciar a la mujer de la necesidad imperiosa de intentar provocar un orgasmo diario: «Algo tan sencillo como masturbarse puede convertirse en una inyección de salud tan importante que resulta ridículo negarse a ella«. Los ejercicios que propone en sus páginas se han convertido casi en una disciplina para muchas mujeres de todo el mundo. La terapeuta Paloma Alonso lo resume en una frase: «Un orgasmo al día es la llave de la alegría».¿Hay un número de clímax sexuales favorables para la salud?
Con lo fácil que es, a veces, abrir algunas puertas…«Si usted tiene un Rolls Royce tiene que meter la llave de vez en cuando para ver si conduce»
Artículo escrito y publicado por Celia Blanco el 11 de octubre de 2019 para blog Mordiscos y Tacones de ElPaís.com
Publicación original: El País