- Las bebidas energéticas enmascaran la autopercepción de ebriedad, por lo que los usuarios siguen bebiendo y aumentan su riesgo de tener un accidente o de acabar en una pelea
Las bebidas energéticas son cada vez más populares. Y no solo entre los deportistas que quieren mejorar su rendimiento, sino también entre aquellos que, para prolongar sus noches de fiesta, recurren al alto contenido de cafeína de estas bebidas en sus combinados con alcohol. Pero cuidado: si bien estas bebidas energéticas pueden llegar a ser por sí mismas muy perjudiciales para la salud, cuando se consumen con el alcohol pueden ser doblemente peligrosas. Y es que como muestra un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro para la Investigación de Adicciones de la Columbia Británica en Victoria (Canadá), las bebidas energéticas minimizan la autopercepción de ebriedad, por lo que los usuarios, en plena borrachera, continúan bebiendo y aumentan su riesgo de sufrir lesiones, ya sean intencionadas –como las sufridas en las peleas y otras conductas violentas ‘alentadas’ por el alcohol– o no intencionadas –principalmente caídas y accidentes de tráfico por conducción bajo los efectos del ‘abundante’ alcohol.
Como explica Audra Roemer, directora de esta investigación publicada en la revista «Journal of Studies on Alcohol and Drugs», «los efectos estimulantes de la cafeína pueden enmascarar el resultado que obtiene la mayoría de la población cuando bebe alcohol. Por lo general, cuando uno consume alcohol se siente cansado y se va a su casa. Pero las bebidas energéticas enmascaran este efecto, por lo que la gente puede subestimar cuán de intoxicada se encuentra, por lo que se queda hasta más tarde, sigue bebiendo y participa en comportamientos de riesgo y en prácticas peligrosas».
‘No me siento borracho’
Los combinados de alcohol y bebidas energéticas son especialmente populares en Canadá y Estados Unidos, países en cuyas licorerías se pueden comprar ya mezclados –por ejemplo, en forma de latas de vodka con ‘Red Bull’, uno de los combinados más comunes–. Todo ello a pesar de que las evidencias, numerosas y crecientes, de que tanto el alcohol como las bebidas energéticas son perjudiciales para la salud y que su suma no hace sino potenciar sus efectos negativos.
Pero, exactamente, ¿qué motivó a los autores la puesta en marcha de este nuevo estudio? Pues, simple y llanamente, evaluar si las bebidas energéticas inducían un efecto similar al observado con otros estimulantes –caso, sobre todo, con la cocaína– cuando se mezclaban con alcohol.
Los efectos estimulantes de la cafeína pueden enmascarar el resultado que obtiene la mayoría de la población cuando bebe alcohol. Audra Roemer
Como refiere Audra Roemer, «evidentemente, la cocaína es un estimulante fuerte, y teníamos curiosidad por ver qué pasaba con estimulantes menos potentes pero que tienen mayor aceptación desde un punto de vista social. Nos preguntábamos si podían tener el mismo impacto, si bien en un menor grado».
Para ello, los autores analizaron los resultados de 13 estudios realizados entre los años 1981 y 2016 y en los que se evaluó la mezcla de alcohol y bebidas energéticas. Y de acuerdo con los resultados, el riesgo de lesiones por abuso del alcohol, ya de por sí nada desdeñable, se incrementó notablemente con la combinación con bebidas energéticas.
Y la gente que toma estos combinados, ¿es consciente del riesgo que suponen? Pues parece que en muchos casos sí, dado que la razón para su consumo es la ‘asunción de un riesgo’ o la ‘búsqueda de sensaciones’.
Como indica la directora de la investigación, «sabemos que estos son factores de riesgo para las lesiones relacionadas con el alcohol, y algunos trabajos han sugerido que la gente que presenta estas características prefiere el estado ‘despierto y borracho’ que se alcanza con la mezcla de alcohol y bebidas energéticas. Esta podía ser una población que tuviera incluso un mayor riesgo de lesiones».
Razón, que no resultado
En definitiva, el alcohol y las bebidas energéticas constituyen una mezcla muy peligrosa. Pero parece que el riesgo de sufrir un daño es en muchos casos no un resultado de la toma de estos combinados, sino la ‘razón’ para su consumo. Sin embargo, hacen falta más estudios.
Como concluye Audra Roemer, «hemos revisado todos los trabajos realizados, pero incluso así hacen falta más investigaciones para confirmar nuestros resultados. En la actualidad estamos llevando a cabo un nuevo estudio controlado en servicios de Urgencias para evaluar más de cerca esta relación. Ya hemos demostrado que el incremento de riesgo de lesiones con la combinación de alcohol y bebidas energéticas podría suponer un serio problema de salud pública. Necesitamos más estudios para ver qué es lo que realmente está pasando».