Mucho se ha dicho sobre el uso de drogas en las relaciones sexuales. Pero ¿qué hay de cierto? Nuestra sexóloga nos habla al respecto con dos de las grandes: el alcohol y la cocaína.
En los 70’s se empezó a escuchar aquello de “sexo, drogas y rock and roll” y la realidad es que es una combinación que muchas personas han -hemos- probado. Porque habrá pocas personas que no hayan tenido una relación sexual bañada en alcohol o que se haya convertido en ensoñación por efecto de otras drogas.
No quiero ponerme a deciros lo malas que son las drogas ni los múltiples efectos negativos que pueden tener en nuestra vida y, cómo no, en nuestra sexualidad. Porque ya lo sabemos y si no lo sabíais pues ya lo sabéis.
Tampoco quiero ponerme a detallar uno por uno sus efectos, pero sí que hay cosas importantes respecto a ellas que creo que conviene destacar porque es lo que, en mi día a día, me encuentro en consulta.
Que el alcohol desinhibe lo sabemos. Todo el mundo se ha sorprendido haciendo algo con una copa de más que sin ella no habría hecho, desde hablar con esa persona que te gusta, hasta cantar a pleno pulmón o sentir una “seguridad” que parece que te brota por los poros. Esto también se transmite al sexo y sí que es verdad que muchas personas que tienen algunos complejillos se sorprenden disfrutando sin pensar en ellos, o gente que no tiene el valor de lanzarse a besar a esa persona, aunque la otra lo ponga en bandeja, han hecho de el alcohol su bandera y se han atrevido.
Vale, hasta ahí vale. Pero entramos en terreno algo farragoso cuando para hacer determinadas cosas pensamos que necesitamos de esa “ayuda” porque sino no somos capaces. También cuando no disfrutamos sin ella o cuando nos frustramos porque lo que parecía un trampolín se ha convertido en un pozo. ¿A qué me refiero con esto? A que el alcohol nos quita “ataduras” -morales, emocionales y mentales- que pueden traernos más de algún problema.
¡Ejemplos! Que es lo que nos gusta.
- ALCOHOL COMO ENEMIGO DEL ORGASMO
La chica que disfruta mucho cuando bebe algo porque se siente segura, divertida y siente el placer recorriendo su cuerpo… pero que no consigue en este estado llegar al orgasmo ni a tiros. Y esto se repite. Y se frustra.
- ALCOHOL COMO ENEMIGO DE TI
La persona que disfruta de sus relaciones sexuales cuando vuelve de juerga pero que, si no es de esa manera, le cuesta. No se motiva. No le sale. Necesita un deseo provocado porque el suyo está más pendiente de otras cosas.
- ALCOHOL COMO ENEMIGO DE LA ERECCIÓN
El chico que se ha puesto como una moto, se lo está pasando fenomenal, pero cuando quiere un contacto genital se encuentra con que Johny Walker está durmiendo la mona y no a lo que está. Y crea inseguridad. Nervios. Y el recuerdo de ello vuelve y se pone nervioso por lo que se repite. Y esta vez no está borracho. Y no ha “podido”. Y la siguiente vez lo piensa y se repite. Y se frustra.
- ALCOHOL COMO TOMADOR DE DECISIONES
La persona que hace algo por esa desinhibición y que, al día siguiente, se arrepiente. Porque ha tenido sexo con una persona con la que moralmente no se siente cómoda, porque no puso ningún tipo de protección con el subidón, porque, porque, porque…
Sí. Evidentemente me estoy poniendo en lo peor, pero la realidad es que estas cosillas pasan y más a menudo de lo que imaginamos. Y me he lanzado a por el alcohol porque es lo más socialmente aceptable, común y, de cierta forma, no está mal visto. Pero lo mismo se puede aplicar a otro tipo de drogas.
Sobre la cocaína se ha oído de todo y se la ha relacionado en muchas ocasiones con un disfrute increíble en el terreno sexual, cine incluido, con películas como “Boogie nights” o “El lobo de Wall Street”, por poner algún ejemplo. Pero, no sólo pasamos a hablar de un estimulante mayor del sistema nervioso central, sino que nos encontramos con unas prácticas e ideas que, como poco, son contradictorias, por no llamarlas absurdas.
Hay quien utiliza un poco de coca en el glande para retrasar de esta forma el orgasmo y “disfrutarlo” más. ¿Cómo dices? Esto y los preservativos retardantes son algo que me dejan loca. Muy loca. Parten de la base de utilizar un elemento anestésico -los preservativos con otras sustancias y no con cocaína directamente, por supuesto- para que así el hombre, al sentir menos, no alcance el orgasmo con tanta facilidad, por lo que tenemos a una persona que alarga su estimulación pero sin sentirla. Esto es como querer comer sin que la comida te sepa a nada. El sinsentido de los sinsentidos. Y también hay quienes lo hacen en el clítoris de la mujer… No hace falta que os diga sus efectos, ¿verdad? Los mismos, dejar de sentir.
Y el problema ya no es esto o aquello de manera ocasional, el problema aparece cuando lo convertimos en costumbre, cuando lo incluimos en nuestra rutina sexual, cuando pensamos que “todo con _____ es mejor” y no somos capaces de disfrutar de nuestra intimidad y nuestro erotismo a palo seco, sin aditivos ni añadidos.
Pasadlo bien, disfrutad, salid de juerga y embriagaros pero de la vida, de buenos momentos, de risas, de miradas cómplices y de las millones de sensaciones que puedes sentir cuando eres tú. Sin más. Y que suene el rock and roll.
Fuente: http://www.proyecto-kahlo.com