Se llaman zonas erógenas a las partes del cuerpo humano cuyo estímulo tiene como resultado la excitación sexual. Existen diferencias individuales, de modo que distintas zonas del cuerpo pueden resultar erógenas, y ello en diferente grado, en cada persona. Suelen asociarse a las zonas que presentan más densidad de terminaciones nerviosas y por tanto de mayor sensibilidad y no únicamente a los órganos genitales.