- Ansiolíticos/Sedantes: son fármacos psicotrópicos que disminuyen la actividad cerebral, es decir, actúan como depresores del SNC con lo cual se busca a disminuir o eliminar los síntomas de la ansiedad sin producir sedación o sueño.
- Benzodiacepinas: se prescriben para el alivio a corto plazo de la ansiedad patológica discapacitante ya que producen un efecto sedante-hipnótico.
- Análogos de BZD: «fármacos Z», son otra clase de psicoactivos distinta en estructura química a la de las BZD, pero similar en su perfil farmacodinámico, con parecidas indicaciones, efectos secundarios y riesgos.
- Barbitúricos: Los barbitúricos ejercen un efecto ansiolítico ligado al efecto sedativo que causan. El riesgo de abuso y adicción de los barbitúricos es elevado. El consenso actual desaconseja el uso de estos medicamentos para tratar la ansiedad, por lo que su prescripción está en desuso
- Estabilizadores del ánimo/Eutimizantes
- Neurolépticos/Antipsicóticos
Las benzodiacepinas son medicamentos psicotrópicos, es decir, que actúan sobre el sistema nervioso central, con efectos sedantes, hipnóticos, ansiolíticos, anticonvulsivos, amnésicos y miorrelajante.
Las benzodiacepinas fueron sintetizadas por primera vez en 1955 por laboratorios Roche, con el químico Leo Sternbach a la cabeza. La primera de estas, el clordiazepóxido fue patentada en 1959 y comercializada con el nombre de Librium (nombre derivado de las sílabas finales de equilibrium) en 1960.
Los principales usos de estos medicamentos son para tratar desórdenes ansiosos, hipnóticos y otros estados afectivos, así como epilepsias, abstinencia alcohólica y espasmos musculares. También se usan en procedimientos invasivos como la endoscopia o dentales cuando el paciente presenta ansiedad o para inducir sedación y anestesia.
Otros usos, además de los médicos, son los “compensatorios” y automedicados, como ocurre con el caso de las personas usuarias de sustancias psicoestimulantes que, para poder volver a regular su estado anímico se administran este tipo de compuestos, frecuentemente, para relajarse y calmarse. También, se usan benzodiazepinas para tratar los estados de pánico causados en las intoxicaciones por alucinógenos.
La denominación de estos compuestos, suele caracterizarse por la terminación –lam o –lan (triazolam, oxazolam, estazolam, alprazolam, midazolam) y por la terminación pam y pan (diazepam, lorazepam, lormetazepam, bentazepam, flurazepam, flunitrazepam, clonazepam). Pero en la calle seguro que la escucharás por sus nombres comerciales como Xanax, Tranquimazin, Myolastan o también como Downs, Tranks, Roches (Rohipnol), Jaimitos (Rohipnol), Pirulas.
A pesar de que en el uso clínico las benzodiazepinas producen efectos cualitativos muy similares uno del otro, existen importantes diferencias cuantitativas en sus propiedades farmacocinéticas y farmacodinámicas, las cuales han sido la base de sus variados patrones de aplicación terapéutica.
Las benzodiazepinas pueden causar tolerancia, dependencia y adicción.