Cualquiera que haya paseado una noche primaveral de luna llena por el sevillano barrio de Santa Cruz, cuyos muros, paredes y ventanas rebosan de esos pequeños diamantes blancos tan aromáticos, sabrá que su perfume va más allá de lo que uno puede esperar de una simple flor. El jazmín es anestésico y sedante; un barbitúrico disfrazado de flor. Pero hay más casos… Y todos legales, de momento.
La incombustible María Dolores Pradera ya inmortalizó estas florecillas en aquella tonada inolvidable titulada Amarraditos, que decía: «No se estilaaaa…/ ya sé que no se estiiiila / que te pongas para cenaaaaaar / jazmines en el ojaaaal».
Lo cierto es que el aroma de los jazmines incrementa el efecto del inhibidor GABA (ácido gamma-aminobutírico) ¿Les suena el GHB o éxtasis líquido? Se basa en el mismo principio. El efecto sedante del jazmín es mucho más fuerte que el de productos que podemos hallar en las farmacias. Induce al sueño placentero, calma la ansiedad y da gustito. Todos estos inquietantes descubrimientos se los debemos a Hanns Hatt, de la Universidad Heinrich Hane de Düsseldorf, ciudad en la que, dicho sea de paso, no hay jazmines.
Por su parte, Bryan Raudenbuhs afirma que el perfume de la menta tiene el efecto contrario, es el Red Bull de las plantas… Eso no explica por qué al tomarnos el quinto mojito caemos redondos; pero según parece incrementa la memoria, la eficacia laboral, la motivación… vamos, casi un Bálsamo de Fierabrás.
El opio procede de una amapola muy parecida a la que tiñe de rojo nuestros campos (Papaver rhoeas), pero se llama Papaver somniferum, por razones obvias. Las flores son más claras, o incluso rosas, y tanto sus semillas como los consejos para su cuidado podemos encontrarlos aquí.
Y llegamos a la más peligrosa: el floripondio, a pesar del nombre hortera y trasnochado, es la bella flor de la Datura arborea, que podemos hallar en el Jardín Botánico de Madrid, concretamente en la llamada «Estufa de Graells». Contiene escopolamina, también conocida en el ámbito policial como burundanga o droga de la voluntad. Hace poco, un estrambótico caso asaltó los titulares de la prensa. Un enano que en la Puerta del Sol solicitaba ayuda a cualquier guapa señorita, se las apañaba para que oliera la burundanga y entonces el enano se apoderaba de su voluntad, de las llaves de su casa y de su cuerpo.
Luego la víctima se sentía tan avergonzada al recordar fotogramas sueltos de los abusos y de su origen que a menudo renunciaba a acudir a la Policía. Detrás de esto se encuentran los mentados floripondios de la Datura arborea. Así que, cuidadín…
Fumar hortensias se ha convertido en una alternativa legal, barata y divertida a la marihuana, tanto en Francia como en Alemania, donde se están produciendo robos masivos de estas flores de las casitas de campo, jardines y cementerios. Se deshoja la planta y se ponen los tallos y pétalos a secar. Y… ¡ya está!, a liar el canuto y a fumárselo.
Euforia, buen rollo… pero cuidado, que en altas dosis se genera el mismo subproducto químico (cianuro de hidrógeno) que componía el siniestro Zyklon B que usaban los nazis para exterminar judíos en las infaustas cámaras de gas. En Asturias, comunidad líder en el cultivo de estas flores, están en alerta por si esta nueva moda lisérgica cruzara los Pirineos y se mezclara con los culines de sidra…
En fin, como ya afirmara Paracelso en el siglo XVI, no hay venenos… hay dosis.
Fuente: @antoniodyaz http://www.yorokobu.es